Las centrales eléctricas de biomasa generan energía a partir de combustibles de biomasa como pellets de madera, bagazo de caña de azúcar y estiércol.
Estos combustibles son susceptibles a la combustión espontánea ya que pueden producirse en cualquier de las fases de almacenamiento, producción o transporte. La detección temprana de incendios es importante para el control de la seguridad en la planta.